II Encuentro Interdisciplinario de Reflexión sobre Artes Escénicas "Pasos Humanos"
Se llevó a cabo del 4 al 8 de marzo del presente año en la Ciudad de Cuernavaca, México en la sede de Foramen M.Ballet.
Creación y contexto
Al enfrentarme con el hecho creativo pongo en juego la esencia de mi propia identidad, el bagaje que me constituye, y esa es la primer región: el territorio primigenio.
Mis creaciones devienen, entonces, en una primera pulsión, de las particularidades de mi experiencia de vida, que es el producto de mi formación, mis lecturas, mis reflexiones, mi infancia, mi adolescencia, mis maestros y mis inquietudes.
En el concepto de identidad intervienen también convenciones, costumbres, construcciones y contextos más generales: la ciudad, el país, la realidad política, económica y social, el momento histórico, la geografía, etc. Todas esas variables influyen en mayor o menor medida en la constitución de una persona, y todas aparecen en alguna medida en todo acto creativo que provenga de ese individuo.
Todos estos tópicos son inescindibles de la persona y no tienen que ver con una voluntad, nos constituyen, somos eso.
Sin embargo en cada obra hay un afán de proponer otras realidades, de correrme del lugar predeterminado, de mirar las cosas desde un punto de vista novedoso que me saque del territorio de la seguridad, que genere desafíos, riesgos y nuevas preguntas.
Hay una instancia en la praxis artística en la cual los conceptos que movilizaron la creación se vuelven borrosos, permeables, influenciables por la misma acción de la composición. De esta manera se ponen en juego nuevos factores que expanden el territorio creativo. Así, los errores, el intercambio, lo imprevisto, la improvisación, lo instantáneo, el hallazgo, se convierten en materia constituyente de la obra de arte.
Entiendo a la danza contemporánea como una región de cruce. Un territorio con fronteras disolventes. Capaz de asimilar todo formato escénico, sonoro o visual en pos de si misma, de su florecimiento, diversidad y riqueza.
Es un lenguaje esencialmente abierto a la experiencia, un lenguaje efímero, que se va construyendo y destruyendo en el devenir, como una arquitectura provisoria, que solo perdura como obra en la memoria del que mira.
Y esa condición de provisorio es un rasgo de contemporaneidad, es la búsqueda del momento esencial, de la experiencia estética por sobre el concepto de mercancía o producto.
No creo en los creadores fuera de contexto, ni creo en la ingenuidad de la creación artística escindida de lo que podemos llamar el epifenómeno que la contiene.
Me refiero al sistema que rodea a las creaciones en el mundo contemporáneo: centros de validación, circulación, procesos de construcción de sentido, red de instituciones, colonialismo cultural, estrategias de mercado, etc.
Debemos tener en claro las batallas que suceden en este campo y los intereses que circulan. Trabajar en torno a la creación de nuevos parámetros estéticos y de acciones que tengan que ver con la puesta en valor de nuestra idiosincrasia es nuestro desafío. Resulta imperioso contrarrestar el aluvión publicitario de las estéticas de los países centrales, que tienden a conformar un pensamiento único, dejándonos dos opciones inaceptables: emular estéticas que nos son ajenas, o pertenecer a un espacio periférico y representar “lo otro” entendido como exotismo.
Creo que la creación artística debe responder a una voluntad genuina de expresión individual, entendiendo la palabra genuina desde el punto de vista de la honestidad intelectual, sin soslayar el contexto en el que nuestras creaciones operan.
Una última reflexión: el tema que nos ocupa refiere a dos nociones básicas como la contemporaneidad y la identidad. Por un lado considero que para ser sujetos de la contemporaneidad no es suficiente con vivir en la actualidad, como artistas, debemos operar en cierta forma como catalizadores de la complejidad de una época. Por otro lado, respecto a la noción de identidad -viejo tema de debate - pienso que se trata de una discusión retórica, en el sentido de que no hay forma de no ser lo que somos, nuestra tradición es la suma de tradiciones que nos conforma y define. No debemos esforzarnos en ser lo que en realidad somos.
Cito a Borges:
“...debemos pensar que nuestro patrimonio es el universo, ensayar todos los temas, y no podemos concretarnos a lo argentino para ser argentinos: porque o ser argentino es una fatalidad y en ese caso lo seremos de cualquier modo, o ser argentino es una mera afectación, una máscara. Creo que si nos abandonamos a ese sueño voluntario que se llama la creación artística, seremos argentinos y seremos, también, buenos o tolerables artistas.”
Mariana Bellotto
Buenos Aires, Marzo de 2008.
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